El Dispensacionalismo y su herencia en el cristiano moderno

El Dispensacionalismo y su herencia en el cristiano moderno
Por: Rafael Monroy
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La teología del dispensacionalismo de Darby y su contexto.

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l dispensacionalismo es una corriente teológica que ha moldeado la forma en que muchos cristianos leen e interpretan la Biblia, especialmente en el ámbito evangélico. Originada y popularizada en el siglo XIX por John Nelson Darby, esta perspectiva ofrece un marco particular para dividir la historia de la humanidad en diferentes "dispensaciones" o eras, durante las cuales Dios interactúa con la humanidad de maneras distintas y específicas. Cada dispensación representa una fase única en la que se revela un aspecto particular del plan divino, creando una visión estructurada de la historia sagrada.

 

John Nelson Darby nació el 18 de noviembre de 1800, en Westminster, Londres, y provenía de una familia angloirlandesa influyente. Fue educado en el Trinity College de Dublín, donde destacó académicamente antes de estudiar derecho. Sin embargo, Darby abandonó la práctica legal para dedicarse al ministerio religioso. Su cambio de carrera se produjo en un contexto histórico en el que Europa estaba marcada por la inestabilidad política y religiosa, especialmente tras las guerras napoleónicas que alteraron el mapa geopolítico y la vida cotidiana de las naciones. En este entorno de búsqueda espiritual y cuestionamiento de las estructuras eclesiásticas tradicionales, Darby encontró un terreno fértil para desarrollar y promover sus ideas.

El siglo XIX fue una era de grandes cambios en Europa, con la Revolución Industrial en pleno apogeo, transformando las sociedades y economías de maneras que pocos podían anticipar. Esta época también vio el surgimiento de movimientos de avivamiento religioso, impulsados por un deseo renovado de volver a las Escrituras y al cristianismo primitivo. Darby fue ordenado sacerdote en la Iglesia de Irlanda (anglicana) en 1825. Sin embargo, pronto experimentó un desencanto con la estructura eclesiástica formal y comenzó a buscar una comunión más sencilla y centrada en las Escrituras.

El ambiente estaba lleno de exploraciones teológicas, y las iglesias establecidas enfrentaban críticas por parte de grupos que buscaban una espiritualidad más genuina y menos institucionalizada. Los Hermanos de Plymouth, un movimiento del que Darby fue una figura destacada, surgieron en este contexto como una reacción contra lo que consideraban un cristianismo superficial y formalista.

Darby es conocido por desarrollar un enfoque literalista de la interpretación bíblica, lo cual contrastaba con las interpretaciones alegóricas o simbólicas predominantes en muchos sectores de la cristiandad de la época. Este enfoque literalista se convirtió en un pilar del dispensacionalismo, influenciado por la convicción de que cada palabra de la Escritura debía entenderse en su sentido más sencillo y directo. La insistencia de Darby en una lectura literal de las profecías y su enseñanza sobre el rapto de la Iglesia antes de la tribulación aportaron una nueva dimensión a la escatología cristiana. En este entorno, sus ideas encontraron eco y se difundieron entre aquellos que anhelaban una comprensión más clara de la Biblia y su relevancia contemporánea.

Darby es conocido también por promover la doctrina del rapto pre-tribulacional, que sostiene que la Iglesia será arrebatada antes de un período de tribulación en la Tierra. Esta doctrina influyó profundamente en la escatología cristiana, particularmente en Estados Unidos, y se popularizó a través de diversas publicaciones y traducciones de la Biblia.

Durante su vida, Darby viajó extensamente por Europa y América del Norte, predicando y enseñando sus creencias. Además, tradujo la Biblia al inglés, francés y alemán, trabajando en lo que se conoce como la «Biblia de Darby». John Nelson Darby falleció en Bournemouth, Inglaterra, en 1882, dejando un legado duradero en la interpretación bíblica y en la formación de muchas corrientes evangélicas contemporáneas.

El trabajo de John Nelson Darby ha influido significativamente en la teología cristiana moderna, especialmente en el ámbito del dispensacionalismo y la interpretación literal de la profecía bíblica. El dispensacionalismo es una corriente teológica y hermenéutica que interpreta la historia de la humanidad y la revelación bíblica, dividiéndola en períodos específicos llamados «dispensaciones». Cada una de estas dispensaciones representa una era o etapa en la que Dios interactúa y administra los asuntos del mundo de una manera particular y con ciertas responsabilidades específicas para la humanidad.

Orígenes y Desarrollo de las dispensaciones de Darby

Darby y los Hermanos de Plymouth promovieron la idea de que la Biblia debería entenderse de forma literal, siempre que fuera posible, y que Dios había revelado su plan a través de una serie de administraciones o períodos históricos. Aunque el acercamiento de Darby a la interpretación literal de la Biblia es coherente y, obviamente, necesario para entender la profecía bíblica y las demás escrituras, dejó a un lado el recurso más importante para la interpretación profética: la guía del Espíritu Santo.

Sin el Espíritu de Dios es imposible entender las Escrituras en general. Por otro lado, no hay nada en las Escrituras que indique que las ideas de Darby respecto a las dispensaciones tengan algún valor significativo en la forma de entender las Escrituras. Dios ha tenido tratos diferentes con el hombre en general y de manera individual, lo que podría interpretarse como una época o período, por ejemplo, la cautividad en Babilonia o el éxodo, de modo que estas etapas, aunque importantes en su momento, no son en sí una dispensación diferente, sino parte del plan de Dios.

Pero según Darby, la historia se divide en distintas dispensaciones, cada una marcada por un pacto o trato específico entre Dios y la humanidad. Aunque algunos teólogos varían en el número de dispensaciones propuestas por él, la versión más comúnmente aceptada es la siguiente:

La dispensación de la Inocencia. Desde la creación de Adán y Eva hasta su caída en pecado (Génesis 1:28 y Génesis 3:6). En esta dispensación, la humanidad vivía en un estado de inocencia y obediencia a Dios.

La dispensación de la Conciencia. Desde la expulsión del Edén hasta el diluvio (Génesis 3:7 y Génesis 8:14), en la cual los humanos seguían sus conciencias, pero el pecado se multiplicó rápidamente.

La dispensación del Gobierno Humano. Desde el final del diluvio hasta la dispersión en Babel (Génesis 8:15 y Génesis 11:9). Aquí, la humanidad recibió la responsabilidad de gobernarse a sí misma bajo la dirección de Dios.

La dispensación de la Promesa. Desde la llamada de Abraham hasta la entrega de la ley en el Sinaí (Génesis 12:1 y Éxodo 19:25). Dios hizo un pacto con Abraham y sus descendientes.

La dispensación de la Ley. Desde la entrega de la ley mosaica hasta la crucifixión de Jesús (Éxodo 20 y Mateo 27:50). En esta dispensación, el pueblo de Israel vivía bajo la ley de Moisés.

La dispensación de la Gracia. Desde el sacrificio de Cristo hasta el rapto de la Iglesia (Hechos 2 y Apocalipsis 3). Esta es la dispensación actual, en la que la salvación se ofrece por gracia a través de la fe en Jesucristo.

La dispensación del Reino Milenial. Desde la segunda venida de Cristo hasta el fin del milenio (Apocalipsis 20:1-6). Un período futuro en el que Cristo reinará en la Tierra durante 1,000 años.

A pesar de la separación sistemática de Darby de distintos períodos o dispensaciones, encontramos en la Escritura únicamente dos períodos que, histórica y espiritualmente, son muy importantes en términos de la intervención directa de Dios con el hombre y que están claramente definidos. El primero, marcado por el antiguo pacto de Dios con el pueblo de Israel, y el segundo, por el nuevo pacto de Dios con toda la humanidad a través del sacrificio perfecto de Jesucristo. De modo que, aparte del valor didáctico del sistema de dispensaciones presentado por Darby, no representa en términos teológicos un aporte importante.

El dispensacionalismo también hace una clara distinción entre el pueblo de Israel y la Iglesia.

Un principio central del dispensacionalismo es la clara distinción entre Israel y la Iglesia, dos entidades que, según esta corriente teológica, tienen roles y destinos distintos en el plan divino. Los dispensacionalistas sostienen que las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento, tales como la restauración del reino y la posesión de la tierra prometida, deben entenderse de manera literal y que se cumplirían en un futuro. De hecho, Darby no estaba equivocado respecto a la posesión de la tierra prometida, puesto que Israel fue constituido como nación soberana en 1948. Israel era visto por Darby como el pueblo elegido de Dios con un propósito específico, que incluía un cumplimiento profético de su restauración como nación, pero no lo incluía en el plan de redención a través de Jesucristo.

Sin embargo, Israel se constituyó como la iglesia del Señor, no por herencia generacional, sino por medio de la fe. Cuando la palabra dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Juan 1:12. Muchos creen que por el hecho de que los judíos lo rechazaran significa que Dios los desechó de sus planes. Esto es completamente erróneo, puesto que el mismo apóstol Juan continúa diciendo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:13. Israel no será salvo como nación en general, sino que serán salvos aquellos que crean en su nombre.

Sin embargo, Darby consideraba a Israel como un ente independiente al plan de redención, el cual heredaría la tierra prometida, pero no la promesa de vida eterna y de ser cogobernante junto con Jesucristo en el milenio.

Por otro lado, la Iglesia es percibida como un “paréntesis” en la historia redentora, una entidad única y separada de Israel que surge como un misterio revelado en el Nuevo Testamento, iniciando en el día de Pentecostés y extendiéndose hasta el rapto. La Escritura explícitamente menciona que Dios no ha desechado a Israel en su plan redentor a través de Jesús, tal como el apóstol Pablo en Romanos 11:1-2 lo manifiesta: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció.”

Darby hizo esta diferenciación entre Israel y la Iglesia. Aunque él insistía que fundamentaba su interpretación de manera literal de las Escrituras, aparentemente no leyó este versículo. A pesar de que el literalismo era esencial en el dispensacionalismo, dejó a un lado otros versículos que confirman que las promesas y los pactos fueron dados al pueblo de Israel y los herederos de dichos pactos y promesas son ellos, no otras naciones. Efesios menciona nuevamente a Israel como el receptor de las promesas y hace alusión a que el plan de redención estaba destinado al pueblo judío, no a las naciones gentiles.

En Efesios 2:12, Pablo dice: “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” Este versículo señala que los gentiles, antes de Cristo, estaban separados de la “ciudadanía de Israel” y “ajenos a los pactos de la promesa”. Esto implica que Israel es el único destinatario de los pactos y las promesas de Dios, y ahora, a través de Cristo, los gentiles pueden ser partícipes de esas promesas también. De hecho, los discípulos eran judíos y la sorpresa de algunos, entre ellos Pedro, fue que Dios haya permitido que los pueblos gentiles participaran del nuevo pacto, tal como lo declara el libro de los Hechos.

En la visión que Pedro recibió en Hechos 10:9-16, está orando en la azotea de una casa en Jope. Ve un lienzo grande que desciende del cielo con toda clase de animales, y una voz le dice: “Levántate, Pedro, mata y come.” Pedro responde que nunca ha comido nada impuro, pero la voz le dice: “Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú común.” Esta visión se repite tres veces.

La interpretación de la visión se aclara más adelante, cuando Pedro comprende que no se trataba solo de alimentos, sino de la aceptación de los gentiles en el nuevo pacto de Dios.

El literalismo que era pilar en la enseñanza de Darby aparentemente también olvidó lo que decía Hebreos 8:10: “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.” Este versículo se refiere al nuevo pacto que Dios prometió para Israel, mostrando que el nuevo plan de redención ya no estaría escrito en tablas de piedra, sino en el corazón de cada creyente, tanto judíos como gentiles.

Los defensores del dispensacionalismo aplican una metodología de interpretación conocida como gramático-histórica, que busca entender los textos bíblicos en su sentido más claro y directo, a menos que el contexto demande un significado simbólico o metafórico. Este enfoque se considera especialmente importante al estudiar las profecías bíblicas, ya que evita interpretaciones alegóricas y enfatiza un cumplimiento literal de las promesas y juicios descritos en libros como Daniel y Apocalipsis.

La insistencia en este método refuerza la creencia de que los detalles específicos de las profecías deben cumplirse de manera concreta y no solo de forma espiritual o simbólica, lo cual en teoría es un planteamiento válido, aunque suprime la parte más importante de la interpretación profética, la cual explica el apóstol Pedro: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 Pedro 1:20-21.

Es decir, nadie puede escribir una profecía si no ha sido inspirado por Dios; de igual manera, nadie puede interpretar una profecía si no le ha sido revelada por el Espíritu Santo. De modo que es imposible interpretar una profecía por métodos didácticos o escuelas de pensamiento; la única forma de interpretar una profecía es si Dios te lo revela, no existe otro método. “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir.” Apocalipsis 3:7. De modo que, si Dios no abre una profecía a su interpretación, simplemente nadie la podrá entender.

Teología de la Dispensación de la Gracia

La dispensación de la gracia, también conocida como la era de la Iglesia, es considerada la más significativa para los cristianos contemporáneos, ya que abarca desde la muerte y resurrección de Jesucristo hasta el rapto de la Iglesia. Esta dispensación marca un cambio drástico en la relación entre Dios y la humanidad, diferenciándose de las dispensaciones previas en las que la obediencia a la ley mosaica y los rituales eran centrales.

Durante este período, la salvación se obtiene únicamente por la gracia de Dios mediante la fe en Jesucristo, como se destaca en Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Aunque he explicado en otros estudios que este versículo no se refiere a las obras de misericordia, quiero destacar que fue el mismo apóstol quien clarificó que la redención del hombre ya no viene por medio de las obras de la ley. En Gálatas 2:16, Pablo nos explica: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

De modo que las obras a las que se refiere el apóstol Pablo en Efesios 2 son los rituales de la ley, es decir, que los sacrificios de animales ya no tienen la capacidad de redimir al hombre como lo tuvo en el tiempo de la ley. Por lo cual es importante recordarte lo que Santiago 2:26 menciona: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”

Es decir, que no basta solo con creer en Jesús, sino que son necesarias las obras de misericordia para ser salvos. “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? … Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.” Santiago 2:22-24. O sea, tanto la fe como las obras son necesarias para alcanzar la salvación, no solo la fe, no solo las obras, porque ambas trabajan en conjunto y se perfeccionan entre sí.

De modo que la dispensación de la gracia que planteó Darby es otra falacia sumamente dañina, puesto que le hace creer al cristiano que no debe hacer obras de misericordia, que solo basta ayudar en los servicios dominicales, tener fe en Jesucristo y pagar tus diezmos, y esto, obviamente, nos aleja de los mandamientos de Jesús y, por lo tanto, de la salvación. En el contexto moderno, la dispensación de la gracia ha moldeado la identidad y las prácticas de la Iglesia cristiana, dando lugar a un enfoque en la evangelización, el discipulado y la vida comunitaria. Aunque esto es parte de lo que llamamos la gran comisión, no es del todo conforme a las costumbres de los primeros cristianos reflejadas en el libro de los Hechos.

El énfasis en la gracia como el fundamento de la salvación también ha influido en la manera en que los cristianos modernos abordan temas sociales y culturales. Esta, al enfocarse en la aceptación y el amor incondicional de Dios, ha llevado a que muchas iglesias adopten posturas más inclusivas, al grado de avalar actitudes permisivas, creyendo que Dios puede transigir con el pecado como una expresión de su amor incondicional.

La Escritura combate el pecado en todas sus formas, pero la gracia predicada en nuestros días más pareciera una licencia al libertinaje que una oportunidad para el arrepentimiento. La Escritura condena todo tipo de pecado, viendo este como una barrera para alcanzar la vida eterna: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” 1 Corintios 6:9-10.

La aceptación del pecado como parte de una comunidad de fe jamás puede considerarse como parte de la gracia de Dios. Todo lo contrario, el pecado dentro de las iglesias debe ser considerado como una manifestación del poder de las tinieblas, porque: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.” 1 Juan 3:8.

La Dispensación del Reino Milenial en la Teología de Darby

La dispensación del reino milenial es una parte fundamental de la escatología dispensacionalista y, de acuerdo con la teología de John Nelson Darby, representa la culminación del plan divino en la historia humana. Este periodo futuro, descrito en detalle en el libro de Apocalipsis, especialmente en Apocalipsis 20:1-6, se refiere a un período de mil años durante el cual Jesucristo reinará físicamente en la Tierra.

Según Darby, este tiempo será un cumplimiento literal de las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento y una demostración del gobierno perfecto de Dios sobre el mundo. El milenio fue profetizado desde el tiempo de los profetas, especialmente del profeta Isaías, y fue reafirmado a la iglesia en el Nuevo Testamento, específicamente en el libro de Apocalipsis.

De acuerdo con la estructura dispensacionalista, el reino milenial sigue al período de tribulación, un tiempo de juicio y sufrimiento global que precede la segunda venida de Cristo. Durante este retorno triunfante, Jesús establecerá su reino, marcando el inicio de la dispensación milenial. Darby sostenía que esta etapa sería un tiempo de paz y prosperidad sin precedentes, en el que la justicia divina se impondría en la Tierra, y todas las promesas hechas a los patriarcas y profetas se cumplirían de manera literal. Israel ocuparía un lugar central en este reino, restaurado a su tierra prometida y elevado a un estatus de prominencia entre las naciones.

Uno de los aspectos más significativos del reino milenial en la teología de Darby es la distinción entre la Iglesia y el Israel nacional. Darby enseñaba que, mientras la Iglesia, compuesta por todos los creyentes en Cristo, habría sido arrebatada antes de la tribulación, Israel permanecería en la Tierra y enfrentaría los juicios descritos en Apocalipsis. Sin embargo, tras el regreso de Cristo, los israelitas reconocerían a Jesús como el Mesías prometido y participarían en las bendiciones del reino milenial.

Aunque esta interpretación de Darby respecto a Israel también carece de base bíblica, como lo mencionamos anteriormente, destaca el rechazo que el pueblo judío sufría en Europa durante el siglo XIX. Darby estaba convencido de que Israel había sido desechado del nuevo pacto de Dios por haber rechazado a su Mesías y, a cambio, la iglesia gentil era la heredera de todas las promesas, algo absolutamente falso. Él no pudo considerar el cristianismo en un entorno judío, ni mucho menos que las promesas de vida eterna fueron hechas al pueblo de Israel exclusivamente.

De acuerdo con Darby, el papel de la Iglesia, que habrá estado reinando junto a Cristo desde los cielos, será cogobernar y servir como un testimonio de la fidelidad de Dios a sus promesas. Este acercamiento de Darby sobre el milenio tiene sustento bíblico, pero la idea de que la iglesia en su conjunto sea cogobernante con Jesús desde los cielos no tiene apoyo escritural. Sin embargo, podemos mencionar que la palabra de Dios sí menciona que muchos serán coherederos de Dios, pero no en el cielo, sino en la tierra, tal como lo dice el libro de Apocalipsis 21:3-4: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” Este pasaje describe el estado final en el que Dios morará con su pueblo en la nueva creación y reinará eternamente en la tierra.

La visión de un reinado milenial donde Cristo reinaría con el hombre en la tierra influyó profundamente en la escatología cristiana del siglo XIX, aunque no mucho en los creyentes del siglo XXI, especialmente dentro del ámbito carismático, donde su enfoque está en la esperanza de un rapto secreto.

La gran tribulación en el plan de Dios y la interpretación dispensacionalista de Darby

Según John Nelson Darby y la teología dispensacionalista que desarrolló, Israel juega un papel central y distintivo en los eventos que abarcan la tribulación, el rapto y el milenio. Darby enseñaba que después del rapto de la Iglesia, que implicaría la partida de todos los creyentes al cielo antes de la tribulación, Israel quedaría en la Tierra para enfrentar este período de juicio y sufrimiento.

La tribulación es un tiempo de gran angustia que duraría siete años y estaría destinado a probar y purificar a la humanidad. Sin embargo, este período tendría un enfoque especial en Israel, ya que se vería como una etapa de disciplina y preparación para que el pueblo judío reconociera finalmente a Jesucristo como su Mesías. Aunque la profecía de las 70 semanas de Daniel ha sido motivo de especulaciones y falsas interpretaciones, no se debe dar por sentado que el período de la gran tribulación dure 7 años, puesto que otras interpretaciones plantean que durará 42 meses o 3 años y medio.

Darby veía la tribulación como un momento en el que Israel sería sometido a persecución y dificultades, pero también sería un tiempo en que Dios renovaría su trato con ellos. Según Darby, eventos como el surgimiento del Anticristo y la profanación del templo en Jerusalén serían elementos clave que llevarían a los judíos a un punto de arrepentimiento y reconocimiento de Cristo. A medida que se acerca el final de la tribulación, Darby enseñaba que una gran parte del pueblo de Israel se volvería a Cristo, reconociéndolo como el Mesías prometido. Esto se basa en pasajes como Zacarías 12:10, donde se menciona: “Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron; y llorarán como se llora por hijo unigénito…”.

Este reconocimiento y arrepentimiento nacional sería un paso clave para preparar a Israel para la llegada del reino milenial. Durante este tiempo, los judíos sobrevivientes que hubieran aceptado a Cristo se unirían al remanente fiel que formaría parte del reino. De acuerdo con Darby, Israel sería castigado por su incredulidad y no se le permitiría participar del rapto. La nación de Israel reconocerá a Jesús como su Mesías antes de su regreso, y al igual que Darby, creemos que Israel pasará por un período de gran angustia y necesidad, el cual servirá como detonante para que la nación entera busque a Dios y se arrepienta.

La palabra de Dios dice que hasta que la plenitud de los gentiles haya sido salva, Israel será salvo también. Ellos reconocerán que Jesús es el Señor, de modo que no creamos que solo la iglesia gentil es la única en el plan de Dios. Romanos 11:25-26 dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.”

En el milenio, Jerusalén se convertiría en el centro espiritual y político del mundo, y Cristo reinaría desde allí, cumpliendo las promesas mesiánicas. El templo de Jerusalén sería reconstruido, y el culto en él se llevaría a cabo por medio de todos los ritos descritos en la ley de Moisés, basado en las descripciones de Ezequiel 40-48. Israel, como nación, tendría un papel destacado al servir como mediador de bendiciones para las naciones gentiles y como testimonio de la fidelidad de Dios a sus pactos. La construcción de un nuevo templo en Jerusalén trae implícito volver a las antiguas prácticas contempladas en la ley de Moisés. Es decir, de acuerdo con Darby, Israel continuaría la adoración a Dios de acuerdo al Antiguo Testamento y no conforme a la obra redentora de Cristo en el Nuevo Testamento.

Esto incluye volver a la práctica de los sacrificios de animales, tema que explicamos ampliamente en nuestro estudio titulado: ¿Se construirá un tercer templo en Jerusalén?

Darby y los dispensacionalistas sostienen que este tercer templo será reconstruido por el pueblo de Israel, como parte de la preparación para los eventos finales antes de la segunda venida de Cristo. La reconstrucción del templo es vista como un paso crucial en la realización de las profecías sobre el tiempo de tribulación, cuando el Anticristo hará un pacto con Israel y luego lo romperá, profanando el templo. Darby no comprendió que el templo al que hace referencia Ezequiel no es un templo hecho de piedras, sino uno espiritual, y esto no implica sobre espiritualizar la Escritura, sino más bien darle una interpretación literal, tal como lo menciona Pablo: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?1 Corintios 3:16.

Para Darby, la reconstrucción del templo en Jerusalén no solo cumplía con las profecías bíblicas, sino que también era un símbolo del restablecimiento de las prácticas religiosas judías y la centralidad de Israel en los planes escatológicos de Dios. Esta idea subraya la creencia dispensacionalista de que Dios tiene un plan separado y continuo para Israel que se cumplirá en los últimos tiempos, diferenciándolo de la Iglesia, que habrá sido arrebatada antes del inicio de la tribulación.

La idea de Darby respecto al rapto antes de la tribulación tiene millones de entusiastas en las diferentes denominaciones, pero carece de una base sólida en las Escrituras. Por otro lado, la idea de que el pueblo de Israel vuelva a sacrificar animales es un anhelo general del pueblo judío moderno, pero no debe confundirse con los planes de Dios, los cuales no contemplan volver a la ley de Moisés. La práctica de sacrificios de animales no solo fue interrumpida hace dos mil años, sino que fue abolida completamente con el único sacrificio del Cordero de Dios.

Hebreos 8:6-13 dice: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo … al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”

Creer que Israel va a construir un nuevo templo, y que a partir de ese evento volverá a la práctica de sacrificar animales, es una herejía, puesto que se pisotea el sacrificio de Jesús y se tiene por inmunda la sangre que derramó en la cruz del Calvario. Hebreos 10:29 dice: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

¿Entonces para qué murió Jesús? Si Israel vuelve a sacrificar animales para tratar de alcanzar redención de sus pecados, en vano se sacrificó Cristo. Este planteamiento es totalmente absurdo y queda desvirtuado por las declaraciones del autor del libro de los Hebreos.

Hebreos 9:11-14 dice: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” Es decir, el tabernáculo de Dios no es, ni será un edificio hecho de piedras, así como el sacrificio de Jesús es, y será el único sacrificio aceptable delante de Dios.

La teología del rapto pretribulacional de Darby

Darby describía el rapto como un evento repentino y secreto en el que los creyentes en Cristo, tanto los muertos en la fe como los que estuvieran vivos en ese momento, serían llevados al cielo para encontrarse con el Señor en las nubes. Esta enseñanza se basa en interpretaciones de pasajes como 1 Tesalonicenses 4:16-17, que dice: “Porque el Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.”

Darby visualizaba que el rapto era un evento distinto y separado de la segunda venida de Cristo. Mientras que el rapto involucraría solo a la Iglesia y ocurriría de manera secreta y repentina, la segunda venida sería visible y pública, marcando el regreso de Cristo para juzgar a las naciones y establecer su reino milenial. El rapto, según Darby, servía como una forma de proteger a la Iglesia de la ira y el juicio divino que vendría durante la tribulación.

Esta enseñanza se basa en la idea de que Dios no ha destinado a la Iglesia para experimentar el juicio destinado a la humanidad impía y a las naciones rebeldes. En 1 Tesalonicenses 5:9 se enfatiza: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.” La enseñanza de Darby sobre el rapto fue innovadora en su tiempo y se convirtió en una de las doctrinas más conocidas y debatidas del dispensacionalismo. Aunque carentes de una base bíblica sólida, las ideas de Darby sobre el rapto de la Iglesia se han convertido en dogmas en muchas congregaciones modernas.

Aunque la idea de un rapto pretribulacional está bastante extendida en nuestro tiempo, en el siglo XIX era una idea novedosa, puesto que nadie antes que él había sugerido tal cosa. No existen registros que indiquen que el rapto pretribulacional fuera una doctrina enseñada en los siglos anteriores. De modo que la doctrina de un rapto pretribulacional como lo conocemos hoy, se lo debemos completamente a John Nelson Darby, no a la palabra de Dios.

Si quiere saber por qué no todos los cristianos serán arrebatados, escucha nuestro estudio titulado: El Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia.

Una estrategia brillante que diseminó las ideas de Darby fue la Biblia de Scofield

El rapto pretribulacional se difundió y ganó popularidad, especialmente en los Estados Unidos, a través de la Scofield Reference Bible, publicada por Cyrus I. Scofield, un seguidor de las enseñanzas de Darby. Esta Biblia de estudio incorporó las ideas de Darby en sus notas, haciendo que la doctrina del rapto se adoptara ampliamente en muchas iglesias evangélicas. El rapto también ha influido en la cultura popular, inspirando libros, películas y debates sobre la escatología y el fin de los tiempos.

Cyrus I. Scofield fue una figura clave en la difusión y consolidación del dispensacionalismo, especialmente las ideas desarrolladas por John Nelson Darby, a través de la publicación de la Scofield Reference Bible en 1909. Scofield, un pastor, teólogo y escritor estadounidense, reconoció la importancia de un recurso que pudiera presentar el dispensacionalismo de una manera accesible y sistemática a los lectores comunes. Para lograr esto, decidió incorporar notas explicativas y comentarios directamente en la Biblia, estableciendo un precedente en la forma en que se estudiarían y entenderían las Escrituras en el siglo XX y más allá.

Scofield vivió en un tiempo en que el cristianismo evangélico en los Estados Unidos experimentaba un resurgimiento y una creciente atención a la escatología, impulsada por los avivamientos religiosos y la preocupación por los eventos del fin de los tiempos. La segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX fueron períodos de intensos cambios sociales, económicos y políticos, lo que llevó a muchos a buscar respuestas en las Escrituras. Scofield, influido por las enseñanzas de Darby, vio una oportunidad de presentar un sistema de interpretación que abordara las complejidades de la Biblia con un enfoque metódico y literal.

La Scofield Reference Bible fue innovadora en su diseño, ya que incluía un texto bíblico intercalado con comentarios que explicaban las ideas dispensacionalistas. Este formato permitía a los lectores ver las Escrituras y las notas de Scofield lado a lado, lo que ayudaba a que las interpretaciones dispensacionalistas parecieran una parte integral del texto bíblico. Las notas no solo explicaban los pasajes y los colocaban dentro del marco dispensacionalista de Darby, sino que también presentaban un esquema claro de las diferentes «dispensaciones» o eras a lo largo de la historia bíblica. Estas dispensaciones incluían períodos como la Inocencia, la Conciencia, el Gobierno Humano, la Promesa, la Ley, la Gracia y el Reino Milenial.

Scofield tomó las enseñanzas de Darby, incluyendo la interpretación literal de las Escrituras, la distinción entre Israel y la Iglesia y la escatología futurista, y las incorporó en sus notas y comentarios.

La inclusión de estas enseñanzas en un formato de Biblia de estudio hizo que las ideas de Darby fueran más accesibles y persuasivas. A diferencia de las interpretaciones que se encontraban en libros separados o en comentarios teológicos independientes, las notas de Scofield estaban integradas directamente con el texto bíblico, lo que daba la impresión de que las interpretaciones dispensacionalistas eran una parte natural y autoritativa de la Escritura misma. Esta estrategia resultó ser sumamente eficaz para popularizar el dispensacionalismo, especialmente en Estados Unidos, donde la Scofield Reference Bible fue ampliamente distribuida y se convirtió en una de las Biblias de estudio más influyentes de su tiempo.

El impacto de la Scofield Reference Bible también se extendió a la educación cristiana y a los seminarios, donde las notas y enseñanzas dispensacionalistas se utilizaron como base para la formación teológica. Esta influencia contribuyó a la difusión del pensamiento dispensacionalista en todo el mundo, moldeando la predicación, los estudios bíblicos y las publicaciones cristianas durante gran parte del siglo XX.

La obra de Scofield, al presentar el dispensacionalismo de una manera comprensible y práctica, ayudó a asegurar que las ideas de Darby tuvieran una influencia duradera en el cristianismo evangélico, consolidando su lugar como una de las principales interpretaciones escatológicas y teológicas en muchas denominaciones y comunidades cristianas.

La integración directa de las ideas de Darby con el texto bíblico consiguió que se asimilaran de manera coherente con el resto de las Escrituras; de esta manera, Scofield logró colocar sus explicaciones en la Biblia misma. Scofield logró que sus interpretaciones parecieran ser casi parte del texto bíblico. Esto hizo que las ideas dispensacionalistas, como la separación entre Israel y la Iglesia y el concepto del rapto pretribulacional, fueran vistas como interpretaciones “naturales” del texto. Al leer las notas junto con el texto bíblico, muchos lectores asumieron que estas interpretaciones eran fieles al mensaje original de las Escrituras.

Otra ventaja fue la accesibilidad a los laicos, puesto que la Scofield Reference Bible facilitó la comprensión de conceptos teológicos complejos y resumió de manera accesible las ideas dispensacionalistas. Scofield explicó las dispensaciones de forma sencilla, lo que hizo que sus enseñanzas fueran comprensibles y atractivas para lectores comunes que quizás no habrían buscado estas ideas en otros libros de teología.

La promoción de la interpretación literal a través de las notas de Scofield promovía una interpretación literal de las profecías y de la estructura dispensacionalista, lo que ayudaba a los lectores a ver el texto como un plan organizado y detallado de Dios para la historia y el futuro. Esta estructura ayudaba a los creyentes a interpretar pasajes difíciles y daba una sensación de orden en la narrativa bíblica.

Nadie podía dudar de que las notas escritas en una Biblia podrían estar equivocadas o incompletas debido a la cultura de confianza en Biblias de estudio. En los círculos protestantes y evangélicos, las Biblias de estudio son muy valoradas, ya que ofrecen explicaciones para pasajes complejos. La Scofield Reference Bible se convirtió en una de las Biblias de estudio más influyentes de su tiempo, estableciendo un precedente para que otras Biblias incluyeran notas interpretativas en sus ediciones.

La Scofield Reference Bible fue utilizada en iglesias, seminarios y estudios bíblicos, contribuyendo a que el dispensacionalismo se estableciera como una de las principales interpretaciones escatológicas en el cristianismo evangélico moderno, especialmente en América del Norte. Incluso hoy, el dispensacionalismo sigue siendo influyente y ha moldeado la escatología, la teología y el apoyo a Israel en gran parte del cristianismo evangélico.

Además, la Scofield Reference Bible ayudó a que otros teólogos y líderes cristianos adoptaran y enseñaran estas doctrinas en sus propias iglesias y ministerios, creando una red de apoyo que amplificó las ideas dispensacionalistas de Darby y Scofield en todo el mundo.

Impacto del dispensacionalismo en el cristianismo del siglo XXI

El dispensacionalismo ha tenido un impacto notable no solo en la teología, sino también en la cultura cristiana contemporánea. Autores como Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins llevaron las ideas dispensacionalistas al público general a través de la serie de novelas Left Behind, o Dejados Atrás, que narran eventos imaginarios que podrían suceder después del rapto y durante la tribulación. Estas novelas se convirtieron en “best sellers” y contribuyeron a popularizar la idea del rapto y la escatología dispensacionalista entre millones de cristianos en todo el mundo.

La introducción del dispensacionalismo por parte de John Nelson Darby y su posterior popularización a través de la Scofield Reference Bible, junto con las obras contemporáneas como Left Behind, escritas por Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, han cambiado la forma en que muchos cristianos leen y entienden la Biblia. Tim LaHaye era un firme defensor del dispensacionalismo y creía en la interpretación literal de la Biblia, particularmente en lo que respecta a las profecías escatológicas. En su visión, el rapto pretribulacional es un evento en el que los cristianos serían llevados al cielo antes de un período de tribulación en la Tierra, como parte esencial de la interpretación de los últimos tiempos.

Sus novelas fueron enormemente populares, vendiendo millones de copias y siendo traducidas a varios idiomas. Su influencia ayudó a llevar el dispensacionalismo y la doctrina del rapto a un público más amplio, más allá de las comunidades cristianas académicas y pastorales. La serie fue adaptada en películas y dramatizaciones, lo que amplió aún más su alcance y generó discusiones sobre la escatología bíblica en la cultura popular.

El legado e influencia del dispensacionalismo ha tenido un impacto duradero en la escatología cristiana moderna y en la manera en que los cristianos ven los eventos del fin de los tiempos. Su influencia ha contribuido a que términos como «rapto,» «tribulación» y «anticristo» se vuelvan de uso común entre los cristianos y ha influido en sermones, estudios bíblicos y la literatura escatológica contemporánea.

La herencia del dispensacionalismo en la conciencia colectiva del pueblo cristiano del siglo XXI ha tenido un impacto muy profundo; aunque es rescatable la idea de un acercamiento literal hacia algunos textos bíblicos y el cumplimiento concreto de las promesas, así como un reinado milenial de Cristo en la tierra, deja mucho que desear respecto a la creencia infundada de que Dios tiene dos planes diferentes: uno para la Iglesia y otro para la nación de Israel, lo cual es totalmente falso.

También la teoría de un rapto pretribulacional y de una tribulación dirigida exclusivamente al pueblo de Israel y a las naciones gentiles, así como la construcción de un tercer templo en Jerusalén, son mentiras que han crecido y se han reproducido tanto que han alcanzado proporciones incalculables, todo gracias a la imaginación de John Nelson Darby. Lamentablemente, este gigante llamado Dispensacionalismo es tan grande y tan fuerte que pareciera amedrentar a todo el que quiera contradecirlo.

El resultado del dispensacionalismo en nuestra era ha sido devastador. Las iglesias, acostumbradas a repetir lo que por décadas han aprendido, especialmente en la línea pentecostal, carismática, bautista y otras denominaciones evangélicas, han generado expectativas sin fundamento, especialmente cuando creen que serán arrebatados en cualquier momento. Lamentablemente, cristianos muy devotos y sinceros creen muchas de las falsedades que John Nelson Darby inventó, que Cyrus I. Scofield promovió a través de su Biblia y que posteriormente fueron replicadas por autores como Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins.

Mi consejo es este: lee la Biblia, pide al Señor que abra tu entendimiento, no confíes en nombres famosos, mejor pon toda tu confianza y tu fe en Jesús, y pídele que te revele las cosas que deben suceder pronto. Juan 16:13 dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Si tú recibes el bautismo en el Espíritu Santo, él te guiará a la verdad para que puedas diferenciar la verdad de la mentira. Muchos predicadores en el pasado tenían las mejores intenciones de guiar al creyente fuera de la iglesia católica y sus diferentes ramificaciones, como en el caso de John Nelson Darby. Su esfuerzo, válido y apreciado por muchos, dejó un legado perdurable, aunque equivocado en algunos aspectos. Lo importante es reconocer que los hombres podemos fallar, pero cuando la unción de Dios a través de su Espíritu nos hace entender su palabra, debemos perseverar en ella y no continuar en doctrinas de hombre. “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.” 1 Juan 2:27.

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