Me refiero a que, si tu carácter es semejante al de Jesús, puesto que la palabra de Dios nos manda a ser semejantes a Jesucristo. ¿Eres como Cristo y como sus apóstoles? El cristiano moderno pasa por alto esta demanda de Dios y pensamos que solamente con asistir a una congregación es suficiente para ganar la aprobación de Dios.
Es difícil imaginar las situaciones que tuvo que enfrentar nuestro Señor y la forma que él las solucionó, para nosotros es difícil responder a una pregunta como esta, especialmente cuando las cosas marchan relativamente bien en nuestro hogar, en el trabajo y en las relaciones interpersonales.
Pero más difícil es determinar si somos semejantes a Cristo, en momentos de angustia y necesidad.
En situaciones de peligro, generalmente prevalece el instinto de supervivencia, de modo que cualquier persona reacciona ante cualquier emergencia en forma instintiva, simplemente deja de pensar racionalmente y muchos ni siquiera permiten ser guiados por el Espíritu Santo. Si una persona pacífica y ecuánime se encuentra sometido a una situación estresante puede que no actúe tan tranquilamente; es precisamente en esos instantes que podemos conocer nuestro verdadero carácter. Una persona me dijo una vez, “el hombre se conoce a sí mismo cuando se encuentra solo”.
En la soledad, tenemos que decidir rápida y sabiamente, es allí donde mostraremos nuestras verdaderas capacidades, es decir, no puede considerarse valiente si no enfrenta una situación de peligro. Tampoco puede decir que es honesto sin pasar por una situación que pruebe su honestidad.
De igual forma no podemos decir que somos semejantes a Cristo si no hemos atravesado por las situaciones que nuestro Señor enfrento. Nuestro carácter es lo único que determina la manera que desafiaremos una situación determinada. Cualquiera puede tomar decisiones cuando se encuentra en una situación favorable y para la cual ha sido preparada, pero en una emergencia, todos reaccionamos de manera diferente. Unos lloran, otros simplemente se paralizan, pero unos pocos tomaran las decisiones más acertadas en esa situación.
El evangelio ofrece situaciones difíciles que debemos enfrentar de vez en cuando, sea esta la muerte, algún desastre natural o problemas en la vida conyugal. De nuestro carácter dependerá la salida a dicha situación, si actuamos en base a emociones posiblemente tomemos la decisión equivocada, pero si pedimos primeramente el consejo de Dios y luego analizamos la situación, tomaremos las disposiciones más adecuadas, y seguramente, dichos problemas se resolverán favorablemente.
Vivir para Cristo
Vivir para Cristo no nos exime del dolor y el sufrimiento, pero es en esos lapsos de tiempo cuando Dios prueba nuestra fe. Al correr peligro de muerte, realmente sabremos si confiamos en Dios o no, cuando sufrimos la pérdida de un ser querido conoceremos la consolación de Dios. Si padecemos necesidades económicas, hoy, podemos decir el día de mañana Jehová es mi proveedor; si llega una enfermedad mortal, podemos suplicarle a Dios por sanidad y darle gracias por ser nuestro sanador (Jehová Rafa).
Los apóstoles estaban dispuestos a ser semejantes a Cristo en todos los aspectos de su vida, deseaban llegar a la estatura del varón perfecto cruzando por todas las situaciones que Jesucristo paso. Pablo, renuncio a todos los títulos, posiciones y honores que el hombre podía otorgarle a cambio de padecer las persecuciones a las que Jesús sufrió, incluyendo la muerte:
“7Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.” Filipenses 3:7-11
¿Cuáles son tus expectativas respecto a tu vida cristiana?
¿Deseas tener un gran ministerio? ¿Deseas llegar a ser un pastor? ¿Quieres a ser diacono?… Todas esas cosas las tuvo Pablo, pero renuncio a ellas porque no representan el verdadero sentir de Dios. El Padre quiere que seamos semejantes a Jesucristo:
» “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” Mateo 5:48
» “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” 1 Corintios 11:1.
» “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros” Filipenses 3:17
» “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1 Pedro 1:16
Si tus expectativas como cristiano, no tienen el propósito de ser semejantes a Jesucristo, es tiempo de cambiar el rumbo de tu vida. Nuestra meta debería ser pensar y actuar en función del ejemplo que nos brinda el Hijo de Dios, cuando tu carácter haya sido forjado en las mismas situaciones que padeció Jesús puedes decir hasta entonces, que te pareces a Cristo.